Hoy he tenido el gusto de hablar con una persona de más de ochenta años, pero con el espíritu rebelde de alguien mucho más joven.
Una persona que nació (no sé el año exacto) rondando la guerra civil española. Con una niñez dura, de las que marcan. Cuando digo esto, no digo maltrato infantil ni nada de eso. Digo hambre, miseria, ropa raída, barro en las calles, sin atención sanitaria, sin casi educación, sin más horizonte que mirar al cielo y esperar que lloviese para que el trigo granase gordo y se pudiera comer pan. Aunque sólo fuese pan.
Una persona que emigró a Europa a trabajar para poder construirse un futuro en su ingrata España, a la cual volvió cuando decidió que quería volver a su país para comenzar una vida donde había nacido. Sabía a lo que venía: trabajo duro, pero sin la miseria de la niñez. Con esperanza de que eso podía cambiar, a pesar de la falta de libertades. Fueron años convulsos para todo el país, en los que gracias a una lucha continua y determinación, se lograron cosas tan básicas como la prestación sanitaria universal y el reconocimiento de pensiones para los trabajadores, algo tan normal hoy día que parece que está ahí desde siempre.
Pero esto no se conquistó de la noche a la mañana, no se anunció un día por la radio que a partir de ese momento se reconocían esos derechos. Se consiguió a base de lucha, de huelgas, de solidaridad entre los mismos trabajadores que entendían su futuro ligado al de los demás. Se conocía el verdadero sentido de la palabra "compañerismo". Se entendía la lucha de clases como lo que ha sido, es y será siempre: pobres contra ricos. Trabajadores contra todo lo que significase negación de unos derechos básicos; contra los bancos, contra el poder político corrupto, contra unas leyes injustas, contra los empresarios que abusaban de su status. Y con una idea por encima de todo: el bien común, que todo el mundo pudiese acceder a cosas tales como sanidad universal, vivienda, educación superior y trabajos dignos con convenios dignos.
Hoy esa persona me ha preguntado que qué es lo que quieren "esos de las manifestaciones", no desde la amargura de quien se dejó el pellejo en la juventud, sino desde la curiosidad. A grandes rasgos le he explicado en qué consisten las propuestas de los que nos sentimos indignados ante el panorama político actual, en el cual sus protagonistas ya no resuelven los verdaderos problemas de la gente, sino que los crean e incluso los alientan.
Cuando me ha preguntado que porqué "no se publican en ningún sitio" le he respondido que yo tan sólo lo he visto en Internet, y que es aquí donde se ha fraguado todo. Y que en general, los grandes medios de comunicación son parte del problema, pues son fuentes de desinformación en muchos casos.
Así que le he prometido que le voy a escribir una carta con las propuestas que se lanzaron para hacer de este país un sitio más habitable.
Antes de despedirnos, sí que me ha dicho una cosa: Luchad, jóvenes. Tened claro lo que queréis y luchad por ello. Tendréis que trabajar mucho y pelear. Y acordaos del bien común, de la idea de País. Porque el país somos todos, lo hacemos entre todos, y todos debemos luchar por él. Es la única forma de que tengáis el futuro asegurado, porque yo también quiero que vosotros tengáis una vejez digna"
DESCRIPCIÓN
Tiralalira es un blog que como su propio nombre indica, trata sobre todo en general y nada en particular.
Aquí encontrarás de todo un poco: es mi cajón desastre informático que como en mi cabeza, ideas mil bullen...
Podrás ver gastronomía, deporte, ciencia, entretenimiento, denuncia, cultura, opinión y cualquier otra cosa que me llame la atención, no necesariamente por ese orden.
Por último, el nombre del blog quiere ser un reflejo de la sociedad que tenemos actualmente, en la que ante cualquier situación que no nos afecte directamente, la actitud (salvo honrosas excepciones) suele ser la de silbar mirando para otro lado. Tiralalira, tiralalira.......
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