No hace más que unos meses, un amigo, en plena efervescencia del caso del espionaje informático perpetrado por (se supo más tarde) la NSA, me dijo a modo de pasada:
- Pues a mí no me importa que me espíen, no tengo nada que ocultar.
Me quedé helado. No supe qué decir ni qué argumentar, además de que el contexto en el que se dijo no invitaba-creo que maliciosamente por su parte-a la contraargumentación.
Pero días más tarde se me ocurrió una idea. Es cierto, no tenemos nada que ocultar, ¿verdad?, así que ¿porqué nos iba a molestar?. Me di cuenta de que el conspiranoico no era yo, sino él. Nadie nos va a espiar por ese motivo, cuando todos ya sabemos de qué pie cojeamos cada uno. No somos tan importantes ni vamos a hacer nada de eso. Pero.....
La NSA busca información que pueda hacer detener a terroristas, claro, pero en esa búsqueda puede que encuentre algo mucho más sustancioso que eso, aunque sea tan sólo por estadística. Me explico: si yo rastreo información, y ya que parece ser que tengo el beneplácito de la población, ¿porqué no buscar algo que sí puede ser de gran valor y además inmediato? O sea, el porcentaje de éxito en la búsqueda de un terrorista es nimio, en comparación con la búsqueda de otra información:
Nuestro historial médico, más de una aseguradora pagaría por ver más de uno, y más de un empresario antes de hacer un contrato a alguien que puede dar problemas. O imagínate que yo sé que no puedes tener hijos y que quieres uno a toda costa (recuerda que sé las veces que has ido a clínicas de inseminación artificial). Y vendo estos datos a, por ejemplo, una gente que es capaz de traerte un niño rubito de tres meses y además barato y sin preguntas....No sería el primer caso, ¿verdad Sor María?
Nuestro extracto bancario, la pieza más golosa creo yo. Ahí está todo: nuestra vida entera, nuestros sueldos, los colegios a los que llevamos a nuestros hijos, qué actividades hacemos, el dinero que debemos y porqué...esto es dinamita, amigos. Con estos datos sí que nos tienen cogidos por los huevos. Imagínate, no sé, que yo te espío el correo y sé que debes mucha pasta, y te acaban de despedir del curro. Pasa el tiempo y veo que andas con problemas (lo veo todo, amigo). Y vendo estos datos a alguien -por ejemplo, una confederación empresarial-que a lo mejor te ofrece un curro y que como sabe cómo estás, te paga la mitad de lo que ganabas. Lo tomas o lo dejas. Y claro, lo tomas porque tus hijos comen todos los días. A callar y a tragar.
Nuestro otro extracto bancario. Sí, el B. El que no ve tu mujer ni sabe que existe. O lo sabe, pero no sabe adónde va ni cuánta pasta tienes. Imagínate que esa información cae en manos que no son tuyas y que, nunca se sabe, ve que has ido a un sitio de señoritas alegres aunque no sea más que en una despedida de soltero (pagaste con tarjeta, melón). Esto podría costarte caro, ¿a que sí?
Claro, se podría decir: la NSA no va a hacer eso. Y yo entonces preguntaría:
-¿Ah, sí?¿Y cómo puedes estar tan seguro?¿Acaso les espías tú a ellos de la misma forma que ellos a tí?
DESCRIPCIÓN
Tiralalira es un blog que como su propio nombre indica, trata sobre todo en general y nada en particular.
Aquí encontrarás de todo un poco: es mi cajón desastre informático que como en mi cabeza, ideas mil bullen...
Podrás ver gastronomía, deporte, ciencia, entretenimiento, denuncia, cultura, opinión y cualquier otra cosa que me llame la atención, no necesariamente por ese orden.
Por último, el nombre del blog quiere ser un reflejo de la sociedad que tenemos actualmente, en la que ante cualquier situación que no nos afecte directamente, la actitud (salvo honrosas excepciones) suele ser la de silbar mirando para otro lado. Tiralalira, tiralalira.......
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