Este domingo he visitado el pueblo maldito y su cueva; Sorginen Leizea, en euskera "la cueva de las brujas". La historia que encierra esta villa es aterradora, tal y como nos cuenta el tríptico que nos dan en la entrada, y que lleva nuestra imaginación a tiempos oscuros, con antorchas en la noche y toda clase de magia negra en una cueva maldita.
"La historia de estas brujas data
del año 1610, en el que una ola de pánico brujeril de las que periódicamente
dominaban el País Vasco, se extendió sobre la zona del extremo Noroeste de
Navarra, lindante con Labourd. Así, el inquisidor Don Juan del Valle Alvarado,
del Tribunal de Logroño, fue comisionado para realizar una inspección en esta
zona.
Pasó varios meses en Zugarramurdi
y recogió muchas denuncias según las cuales quedaban inculpadas por delitos de
brujería hasta cerca de 300 personas, dejando aparte a los niños. De estas
personas cuarenta fueron presas y llevadas a Logroño, a las cuales la Inquisición acusaba de
tener al diablo por Dios y de celebrar misas negras con él.
También se les acusaba de
metamorfosis, de provocar tempestades en el mar para perder los navíos que
entraban o salían de San Juan de Luz (Zugarramurdi queda a corta distancia del
Cantábrico), de maleficios contra campos, animales y personas e incluso fueron
acusados de vampirismo y necrofagia.
Con todo esto nos encontramos con
que el 7 y 8 de noviembre de 1610, las brujas y brujos recibieron su sentencia:
18 fueron absueltos; 11 fueron quemados en la hoguera (5 de ellos en efigie ya
que habían muerto antes en la cárcel) y al resto les impusieron penas tales
como pérdida de bienes, cárcel perpetua, prisión limitada, etc…
Los quemados en la hoguera fueron
personajes importantes de los aquelarres de Zugarramurdi celebrados en estas
cuevas: Graciana de Barrenechea y su esposo Miguel de Goiburu, reina y rey
respectivamente; Joanes de Etxalar que era el verdugo ejecutor de las penas que
dictaba el diablo; María Chipía, famosa maestra en el arte de la brujería;
Joanes de Goiburu, txistulari y Juan de Sansón, que tocaba el tambor"
A pesar de estos antecedentes, la entrada no hace presagiar nada malo
Pero el cartel asegura que sí, que estamos ante el templo del Diablo en la Tierra
Al entrar se bajan unas escaleras que a la derecha dan a la cueva más grande y conocida, la gruta principal.
Y a la izquierda una no menos impresionante cavidad, en la que se aprecia la Regata del Infierno, nombre poco tranquilizador.
Ya en el interior de la gran cueva, las formas son extraordinarias
Con dimensiones propias de gigantes
Tras unos doscientos metros, se atisba la luz por el otro lado
Ya en la boca de salida, volvemos la vista atrás
Y las rocas presentan caprichosas formas, desgajándose
Avanzamos y descubrimos este cartel, que nos anuncia que vamos en la dirección correcta, hacia la cueva donde se practicaron los rituales malditos
Una senda bordeada de árboles y al lado de un bucólico prado nos conduce a ella:
Sin siquiera sospechar que el prado no es otro que el prado del Akelarre, en euskera "el prado el macho cabrío" o "el prado del cabrón", que da nombre a las míticas cuevas. Era en este prado donde tenía lugar la comunión con el Diablo para entrar en las cuevas del Akelarre
Que forman un sistema por encima de la cueva principal, como si fuese una terraza suspendida
Y en el que existe una zona lo suficientemente amplia como para que las brujas y su séquito se reúnan
Las paredes dibujan formas cual órgano pagano
En una catedral maravillosa de roca y musgo...la Catedral del Diablo, tal y como es conocida.
Y por fin salimos hacia el punto de partida, respirando aire fresco tras habernos sentido un poco parte de la terrible historia que aquí tuvo lugar hace cuatrocientos años.
Como colofón a esta visita, voy a explicar la versión que me dio una persona estudiosa en la materia sobre el origen de las mujeres llamadas "brujas".
Estas mujeres eran conocedoras de determinadas plantas alucinógenas, que convenientemente machacadas y convertidas en un emplasto, restregaban éste contra el palo de una escoba. Como es conocido, una de las vías de introducción de drogas al cuerpo humano son las mucosas, tales como la mucosa vaginal...En efecto, estas mujeres montaban la escoba como si fuese un caballo, y las drogas que entraban en su cuerpo hacían el efecto deseado, que no era otro que proporcionar visiones tales como volar montadas en una escoba.
Cuando una de estas mujeres caía en manos de la Inquisición y la sometían a tormento, no tenía más remedio que confesar entre espantosos gritos que sí, que ella había volado en una escoba y por tanto era una bruja adoradora del Diablo.
Hola
ResponderEliminarAqui os dejo una banda sonora que he compuesto recientemente sobre las cuevas de Zugarramurdi, la podeis escuchar en ... http://bilbaomusic.net/Ancestors/, espero que os guste, que disfruteis de la musica.
Joxe